viernes, 29 de octubre de 2010

CAPITULO VIII

Todo en La Abadía era inmejorable,... los vecinos complacido por tener un siervo de Dios cerca. Y yo poder tener complicidad con ellos en cualquier momento. Una mañana despues de que todo estuviera a punto, dispuse a consagrar de nuevo la Iglesia. Sus paredes, sus bancos, enseres que se habían desempolvado de los arcones , todo ello con la ayuda de los vecinos de la villa. En fin, llegó el momento de la puesta en marcha.
Bendiciones y demás, dan paso a recorrer las estancias con los visitantes y foráneos. Todo eso era muy bonito visto desde fuera, pero el trabajo que lleva el reconstuir todo, nadie lo valora. Todo sea por el Altísimo. Esa mañana era radiante,... el lugar lleno. Ni una sola gota de agua cabía. Maravilloso estaba todo. Saqué un incensario de plata para ungir el altar,... un caliz, traido desde Roma, y unos manteles traidos desde León y  un libro que siempre llevo conmigo,...  fueron los que me acompañaron en todo momento.
Yo había llamado a unos chicos, de la villa a que me ayudaran en el oficio. Y aún recuerdo que les mandé callar mas de una vez. Pobrecillos.

( CONTINUARA... ESCRIBIENDOSE

No hay comentarios:

Publicar un comentario