CAPITULO I El comienzo.

            Era una mañana de primavera cuando una noticia llegó a mis aposentos del Reino de León. Una carta manuscrita desde Roma, me advertía que mi traslado a tierras de Castilla era un hecho. Yo que he estado en León durante bastante tiempo, cultivando la escritura, catequizando a los abades de las parroquias del Reino, e iniciando un camino para estar más cerca de Dios. Un objetivo tenía en mente.... una catedral un sitio para albergar la fé. Hablé con el afamado constructor,  iniciamos este proyecto en el siglo XIII, presentaría un diseño del más depurado estilo gótico clásico francés. Conocida posteriormente como la pulchra leonina y dedicada a mi Señora  Santa María de Regla. Me siento orgulloso de haber iniciado esta obra.

Después de haber hablado de un buen sueño logrado y que jamás la vi construida, ...dejemos que la Historia vaya por su cauce y dejemos volar la imaginación... para que este pobre Obispo se recree siglos despues en pequeñas aventuras acontecidas en un lugar de la Península Iberica.

Deciamos que me había llegado una carta para que me trasladara a Castilla,... concretamente a Tudela del Duero. Había ansiado cambiar de aires, para que no todo fuera lo cotidiano y lo de siempre. Necesitaba estar en otro ambiente, otra gente, costumbres, otra villa donde enraizar los ultimos años de la vida...si puede ser. No por cuanto tiempo estaré. La orden estaba escrita desde Roma. El Santo Padre quería que empezara una nueva etapa.

Recuerdo que mi partida fue triste en León... abandonar el sitio que había soñado fue dificil. Aún recuerdo como sonaban las yeguas que iban a trasladarme a otro lugar. Ese carruaje tosco que  portaba tres baules con pertenencias varias. Biblias, libros, ropajes, enseres, documentos, diarios... y recuerdos. Ainsss León, como te extraño ahora siglos mas tarde.

                                                                                                                        ....comienza la aventura.