miércoles, 22 de septiembre de 2010

CAPITULO I I I "Llegada a Tudela del Duero"

               Llegué a eso de las ocho de la tarde. Todos estaban esperando ver a su nuevo Obispo. No era lo mismo oir que llegaba a la ya noticia que está en camino. Las calles estaban llenas de barro a causa de una pequeña tormenta  que hubo la noche anterior. Niños jugueteando por las calles oscuras, dos de ellos seguían al carruaje desde la entrada. Uno de ellos, se rescolgó de un lateral... y como el movimiento fue tan brusco, cayó. Aún estarán doliendole los huesos. Yo estaba un poco inquietante. La gente no me quitaba ojo. Era un extraño para los vecinos... lo entiendo. Pero fue la sensación de que no habían visto nunca a un siervo de Dios. Primera de mis funciones en esta villa sería darme a conocer.
- Si. en cuanto llegue a la Abadía pondré un anuncio como que lse abre la iglesia para todo tipo de cosas. 
 En esto que el hombre que estaba llevando el carruaje.. paró.
- ¿¿Quiere su Ilustrísima que le deje aqui mismo?? La iglesia está a dos calles mas arriba. 
- ¿Esto es la Abadía del Duero?
- No. Está mas arriba.
- Entonces... ¿¿ por que no me deja en el lugar indicado??
- Ya que es ...religioso... pensé que quería quedar en la Parroquia de Santa Catalina.
- Reguñiendo entre dientes. No sabe aún quien soy.  Vamos presto a la Abadía del Duero. De ipsofacto le quiero ver llegar. Y las bromas ...midalas. 

Tardamos un cuarto de hora mas. Todo se hizo esperar, pero mereció la pena. Cerca de la Abadía aguardaban el Señor de Acebedo y señora.
Me extrañó que estuvieran solos. Pero luego descubrí que se habían adelantado al resto. No esperaba tantos honores pero me sentí emocionado. Todos estaban volcados  en mi figura y en como iba a corresponderles. Lo primero que hicieron fue subir a una de las Torres y desplegar banderas para recibir a un semejante como yo.





Alli habían llegado gente de toda la Peninsula para el gran recibimiento... Una insignia que les hace capitanes de sus tribus , de sus mesnadas, de sus caballeros.
Todos con un mismo objetivo, recibir a un nuevo miembro de la Abadía. A su Obispo.

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